Diana and the City

Aunque había escuchado sobre Claude Debussy, debo confesar que comencé a indagar más sobre el, sobre su música y obra gracias a Twilight. La melodía de Clair de Lune insertada en una preciosa escena, se me quedó grabada por días y así Debussy se convirtió en parte de mi maravillosa selección.

Nació en Francia un 22 de agosto de 1862, murió en París, capital francesa un 25 de marzo de 1918.

Tuvo un acercamiento al arte desde niño, su padre procuraba llevarle siempre a presentaciones de teatro lírico, así su oído se fué formando. Una presentación de El Trovador de Verdi lo cambió para siempre, yo imagino que tuvo que ser aquel uno de esos momentos en que la vida queda marcada por un antes y un después.

La literatura influenció en gran manera sus composiciones, de hecho, musicalizó creaciones de grandes poetas franceses de aquel entonces.

Entre sus obras se citan L'Enfant prodigue, Pélleas et Mélisande, La demoiselle élue, Prélude à l'Après-midi d'un faune y por supuesto Clair de Lune, mi gran favorita.

Me pongo a pensar a veces en lo extrañamente que se concetan las vidas de las personas, las que habitan el presente, las que habitaron el pasado. Es increíble la inspiración que puede otorgar una melodía inolvidable, te puede cambiar la vida y no exagero. Siempre dependerá de tu sensibilidad, la mía obviamente se desborda.

Claude Debussy con Clair de Lune me consternó, así como una pieza de Verdi lo consternó a él. Y no digo con esto que ahora me dará con ser pianista y componer algo memorable, no soy ilusa, sé que así no será, pero sin embargo mi inspiración y mis dedos adquieren nueva velocidad e inventiva cuando escucho Clair de Lune. Creanme cuando digo que la música es capaz de cambiar al mundo.