Aunque el cielo hoy está brillantemente azul, este es un día que se pinta de gris humo para los dominicanos. La tragedia que viven nuestros hermanos haitianos nos ha tocado muy de cerca. Escombros, destrucción, lamentos, oraciones, sumen a la vecina nación en el caos, como han descrito en la prensa.
Ayer estaba sumergida en mis clases de francés cuando ordenaron evacuar el edificio ante la alerta de tsunami. No puedo describir con palabras el rostro de la señora que alarmada nos fué a avisar. Estos son cosas que se ven en películas, nunca piensas con certeza que pueda ocurrir en donde estés.
Gracias a Dios no hay tsunami a la vista, gracias a Dios las cosas no pasaron de ahí... Realmente pudo ser peor.
Hoy los dominicanos y todos los hermanos del mundo comenzamos a unirnos para ayudar a la nación más pobre de América Latina a superar esta crisis. Iglesias, grupos sociales, medios de comunicación están en órbita para prestar su ayuda.
Siempre digo que la gente unida orando y emitiendo vibraciones positivas logra milagros. Obviamente no podemos resarcir el daño, no podemos retroceder el tiempo, sin embargo podemos prestar nuestra ayuda y contribuir para que poco a poco nuestros hermanos se restablezcan de esta triste pérdida.
La cobertura no se ha hecho esperar. Si te encuentras lejos de Dominicana y quieres más información sobre el hecho, aquí dejo estos links que arrojan más luz sobre lo ocurrido.
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