Tuesday, January 08, 2008

Diana Vreeland: una amante del color con la irreverencia por bandera





Ella como la mayoría de aquellas a quienes hoy conocemos como iconos de la moda, pertenecía a la créme de la créme y desde antes de nacer tenía su futuro económico y social.

Recibió sus conocimientos profesionales en los más prestigiosos centros de estudio, y como toda chica rica fue en su momento presentada en sociedad con el baile más apropiado para estos fines. Aunque no era nada agraciada físicamente tenía algo diferente que la hacía destacar, unos le llamaran clase, otros utilizaran variados calificativos para expresar el efecto que causaba. No obstante, en marzo de 1924 se casó con el banquero Thomas Reed Vreeland de quien tomó el apellido, así que como una perfecta señorita de sociedad poseía una bonita casa, poderosas amistades, reuniones para hablar de sus viajes y nuevas adquisiciones, por supuesto un armario con modelitos de la casa Chanel no se podía quedar.

Sin embargo sucedió algo en el año 1936 que cambiaría el curso de su historia personal evitando que muriera siendo reconocida sólo como una millonaria de buen apellido. En aquel año comenzó a colaborar como columnista de la revista Harper's Bazaar, su columna Why don't you? se convirtió en todo un éxito para las lectoras. Al parecer tenía gran talento para escribir y un buen sentido de la estética, esto junto a sus buenas conexiones en el ambiente le ayudaron a conseguir la posición de editora de una revista que ha sido la publicación líder en el mercado de las revistas de moda norteamericana desde hace más de 100 años.

Así que la Vreeland la hizo en grande en Bazaar. Descubrió el talento de muchos fotógrafos, diseñadores y modelos que lograron hacer grandes carreras gracias a las oportunidades de esta editora y revolucionaria de la moda. Si utilizas profusamante en tu vocabulario la frase Beautiful People se debe a que ella la popularizó ( cultura con sabrosura, cultura con sabrosura. Dominicans of 80's decade you know...).

Su buen gusto la llevó a influir positivamente en la forma de vestir de las norteamericanas a través de las páginas de Bazaar. Su gusto por el color fue más que obvio, le gustaba estar rodeada de un mobiliario colorido aunque fuera vestida toda de negro. Tras una viaje a la India declaró al fucsia como el nuevo azul marino, dando a entender la utilidad de este precioso color (muy lindo, me encanta) para lograr combinaciones.

Nombres como el de Twiggy, Verushka, Marisa Berenson fueron lanzados al estrellato gracias a ella, al igual que el de Edie Sedgwick, otra chica rica y linda que pasaría luego a ser reconocida como un problemático icono de la moda.

Durante 25 años convirtió a la revista Bazaar en lectura obligada de todas las fashionistas. Murió a los 86 años y dejó tras de sí una estela inolvidable, gracias a aquella filosofía de vida que la llevó a beber una copa de champagne antes de tomar una gran decisión, a sugerir a sus lectoras que pintaran en la habitación de sus niños un mapa mundial para que los pequeños no crecieran como un punto de vista provinciano, a proclamar que el bikini ha sido la mejor invención después de la bomba atómica y que no había que tener miedo a ser vulgar ya que lo verdaderamente terrible era ser aburrido

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