Las chicas y yo decidimos tomar "la justicia en nuestras propias manos". Un poco cansadas y aburridas de tanto bla, bla, bla, por parte de unos novios que no se compadecen y no salen a pasear ni que los maten, tomamos las llaves de un carro parqueado y nos fuimos felices a recorrer la ciudad.
Así que como chiquillas que tienen el permiso para salir por primera vez. Gritamos y le subimos el volumen a la radio, hicimos ceritos y nos llevamos quince luces en rojo... recorrimos la ciudad de punta a punta y el objeto masculino a nuestro lado, aquel que lleva por nombre William Saldaña, se encargaba de hacer las veces de payaso y hacía que nos quedáramos sin aliento por tanto reír.
Los paparazzi hicieron su función registrando momentos inéditos de una noche de diversión.
La dura realidad es que el carro nunca se movió, nunca dejó sus ruedas correr y el anterior relato sobre ceritos e infracciones de tránsito solo estuvo en mi imaginación... pero sin duda nos divertimos, cuanto nos divertimos!
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